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Luis Batlle Berres, Pensamiento y Acción – Datos Biográficos.

SU VIDA*

 El señor Luis Batlle Berres nació en Montevideo el 26 de noviembre de 1897.

 Fueron sus padres Don Luis Batlle y Ordóñez y Doña Petrona Berres Mac Entyre. De dicho matrimonio nacieron siete hijos: los mellizos Jorge y Lorenzo, José Alberto, José, Duncan, Sara y Luis Conrado, el último de ellos, que sobreviviera a todos. 

 Doña Petrona Berres Mac Entyre falleció en 1900. Don Luis Batlle y Ordóñez se casó por segunda vez con Doña María Elena Santos Mac Entyre, media hermana de aquélla, en 1902, de cuyo matrimonio nacieron Don Marcos y Doña Marta Batlle Santos. Don Luis Batlle y Ordóñez falleció en 1908, Doña María Elena Santos Mac Entyre de Batlle y Ordóñez falleció el 24 de marzo de 1964.

 Huérfano de madre a los tres años y de padre a los once, Luis Batlle Berres fue criado en casa de su padre hasta la edad de 15 años, en la que pasó a vivir con su ilustre tío, Don José Batlle y Ordóñez, en su quinta de “Piedras Blancas”. De allí salió, a la muerte de Doña Matilde Pacheco de Batlle y Ordóñez, a los 25 años de edad.

 Cursó estudios primarios en la famosa escuela de las hermanas María y Anatolia Manrupe. Posteriormente, cursó estudios secundarios en el Liceo “Elbio Fernández”. Le interesó la medicina. Cursó algunos estudios en la Facultad de Derecho a instancias de su padrino, el Dr. José Irureta Goyena. Entre 1916 y 1919 cursó estudios en la Aviación Militar, siendo su instructor el Coronel Ibarra. 

 Casó con Doña Matilde Ibáñez Tálice el 20 de enero de 1927. De dicho matrimonio nacieron Jorge Luis (1927), Luis César (1930) y Matilde Linda (1932).

 El 25 de agosto de 1933 fue expulsado del país por el gobierno dictatorial del Dr. Gabriel Terra. Volvió al año siguiente, para asistir al sepelio de los restos mortales de su hermana Sara, con permiso especial y rigurosa vigilancia. 

 Estuvo, alternativamente, en el Brasil y en la Argentina. Junto con su esposa e hijos, en este último país, fue internado en la ciudad de Mar del Plata. Con el seudónimo de “Conrado López” pasó como integrante del cuerpo de redacción de “La Razón”, de Buenos Aires. 

 Regresó al país en distintas oportunidades, en forma clandestina, para poder viajar al norte, donde se tramaba la revolución al mando de Don Tomás Berreta y Don Basilio Muñoz y para intervenir en actividades subversivas, especialmente en 1934, en los trabajos previos a la fracasada “revolución de enero” de 1935, debiendo huir nuevamente en febrero del mismo año. 

 También regresará el 3 de marzo, pero por otras razones, que él mismo ha explicado de la siguiente manera: “Esta es fecha de cumpleaños de Matilde, que actuó en mi para decidirme a hacer lo que ya había resuelto llevar a cabo. Correr junto a Matilde, sorprenderla en su día, atravesar los cordones policiales y correr riesgos, ciertos o imaginarios, para estar al lado de ella: confieso que era una aventura que me llenaba de emoción. Estoy enamorado y todo lo que sea provocar en ella admiración, darle la clara sensación de que no hay obstáculo que se oponga ante mí para correr a su lado, es cosa que estoy dispuesto a hacer”. Una semana después debía abandonar nuevamente el país.
 Pacificado el país, regresa en octubre de 1936 y adquiere Radio “Ariel” con un préstamo que le hiciera el Dr. José Irureta Goyena. Es su tribuna de lucha y su medio de ganarse la vida: en cierta ocasión con resultado adverso, para obtener avisos, se recorre, una a una, como ejercicio de tenacidad, todas las casas de comercio de la avenida 18 de Julio.

SUS ANTEPASADOS

  Su padre era hermano del ilustre hombre público Don José Batlle y Ordóñez, siendo ambos hijos del General Lorenzo Batlle y de Doña Amalia Ordóñez.

 El General Don Lorenzo Batlle y Carrió provenía de una vieja familia criolla de ascendencia española. Militante activo del Partido Colorado, prestó servicios en la defensa de Montevideo, sitiada durante nueve años por las fuerzas coaligadas del General Manuel Oribe y del tirano argentino Juan Manuel de Rozas. Actuó primero como coronel al mando de tropas y, después, como Ministro de Guerra del gobierno de la “Defensa”

 Amigo personal del famoso “héroe de ambos mundos” Don José Garibaldi, que actuara asimismo con las fuerzas de la “Defensa”, le ayudó, en 1846, a regresar a su país para luchar por su liberación y su unidad. Fue Presidente de la República de 1868 a 1872, en uno de los períodos más críticos de la historia del Uruguay, desempeñándose en forma ejemplar. 

 Doña Petrona Berres Mac Entyre descendía de una familia de irlandeses y escoceses. El verdadero apellido, Berry o Berrey o Berray, se transformó en “Berres”, que fue el que llevaron siempre. 

EL POLÍTICO

 La formación política y espiritual del Sr. Batlle Berres fue hecha al lado de Don José Batlle y Ordóñez. Este último, junto con su hermano Luis y una pléyade de la mejor juventud de su tiempo, actuó en la gloriosa “revolución del Quebracho” contra la tiranía del general Máximo Santos. De intensa actuación política. Don José Batlle y Ordóñez fue dos veces electo Presidente de la República (1903-1907, 1911-15) y dos veces electo miembro del Consejo Nacional de Administración instituido por la Constitución de 1918.

 Don José Batlle y Ordóñez constituye la figura más representativa y valiosa de la historia del Uruguay en el último medio siglo. Puso fin al dilatado ciclo de las luchas intestinas, organizó el país, transformó radicalmente la legislación con un sentido social y revolucionario, al tiempo que modificaba sustancialmente la orientación de su Partido y, por consecuencia, la del propio adversario tradicional. 

 El señor Batlle Berres ingresó a la Cámara de Diputados en 1923, por el departamento de Lavalleja, al que optó, ya que, al mismo tiempo, había sido electo por el departamento de Durazno. 

 Ocupó una banca en la Cámara en forma ininterrumpida hasta el golpe de Estado del 31 de Marzo de 1933, en cuya ocasión el Presidente de la República, Dr. Gabriel Terra, electo por su propio partido político aunque por una fracción distinta del mismo, echó abajo al Consejo Nacional de Administración y demás órganos constituidos. 

 En el mismo instante, se afilió resueltamente a la causa de la conspiración y del exilio. Vuelto el país a la normalidad, regresó al mismo en 1936. En 1942 fue electo diputado por el departamento de Montevideo, ocupando por tres períodos consecutivos la presidencia de la Cámara de Representantes. 

 En 1946 fue electo Vicepresidente de la República y Presidente del Senado y de la Asamblea General, integrando la fórmula colorada triunfante con el Sr. Tomás Berreta. 

  El 29 de julio de 1947 el titular de la Presidencia de la República, Don Tomás Berreta, mortalmente enfermo, resignaba el poder en el Sr. Batlle Berres, quien hubo de hacerse cargo del mismo en forma definitiva al fallecer aquél el 3 de octubre inmediato siguiente. 

 En las elecciones de 1946 aparecieron por primera vez, con carácter nacional, las agrupaciones políticas individualizadas por los guarismos “14” y “15”, que habrían de servir de nombre a las mismas. 

 La Lista 15 y el Partido Colorado triunfaron en las elecciones de 1950 y de 1954, por márgenes nunca vistos en el país. En 1954, el señor Batlle Berres encabezó la fórmula triunfante para el Consejo Nacional de Gobierno instituido por la Constitución de 1942 en sustitución del régimen presidencialista de las constituciones de 1934 y de 1942.

 En 1958, es vencido el Partido Colorado, después de casi un siglo de ejercicio del poder, siendo electo Senador. En 1962, vencido nuevamente el Partido Colorado, aunque por un margen menor que en la oportunidad anterior, la fórmula quincista es la lista colorada más votada; pero renuncia al cargo de Consejero Nacional y opta por su banca en el Senado, donde lo sorprendió la muerte. 

EL PERIODISTA

 Durante todo el transcurso de su vida, actuó como periodista en forma casi ininterrumpida.

 Se formó, en ésto como en el resto de su personalidad, junto a su ilustre tío, Don José Batlle y Ordóñez, en la redacción del famoso diario “El Día”, fundado por aquél en el pasado siglo. Llegó a ser jefe de redacción, compartiendo la responsabilidad del diario con personalidades tales como el Dr. Baltasar Brum, ex-presidente de la República, que se inmolara voluntariamente en la tarde del 31 de marzo de 1933. 

 No escribió libros. Sus folletos, opúsculos o panfletos se refiere netamente a su vocación periodística: “El Batllismo y el Problema de los Combustibles”, “El Problema Colorado”, “Cobardía y Traición”, “La Sombra del Manzanillo” (este último publicado bajo el seudónimo de “George Verité”), son, o meras recopilaciones o resúmenes de artículos suyos aparecidos en “El Día”, o poseen el estilo periodístico que le fura habitual. En la clandestinidad, llegó a publicar tres números del periódico “La Lucha”, contra la dictadura de Terra.
 El 22 de octubre de 1948 apareció el primer número de “Acción”, diario éste en el que escribiera hasta el último día de su vida. Radio “Ariel”, que adquiriera en 1936 a su regreso del destierro, fue una empresa encarada con el mismo criterio periodístico y con una indudable orientación política. Durante muchos años atendió personal y directamente una audición difundida en las primeras horas de la mañana. Intervino activamente en todo lo concerniente a ambas empresas hasta el día mismo de su muerte.
 De sus artículos, hemos tenido a la vista 500 originales de sueltos y editoriales de “Acción” y 458 textos sueltos y editoriales de “El Día” durante el período 1930-1933, conforme a una lista aparecida, después de su muerte, entre sus papeles personales.

EL GOBERNANTE

 Presidente de la República desde 1947 hasta 1950, Consejero Nacional desde 1954 hasta 1958, actuó con criterio de gobernante en todo instante de su vida. 

 En el gobierno desarrolló y amplió considerablemente su visión de estadista, claramente manifestada en sus antecedentes de parlamentario, de periodista y de político militante, en los que fueron puntos capitales de su gestión: extensión del dominio industrial del Estado, nacionalización de las empresas de servicios públicos, protección del trabajo y de las industrias nacionales, promoción intensiva de la justicia social en todos sus aspectos, etc. 

 Son dignas de ser destacadas las actividades que, fundamentalmente, le corresponden en planos tales como: formación de la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP), Administración Nacional de Puertos (ANP), Obras Sanitarias del Estado (OSE), Administración Municipal de Transporte (AMDET), Instituto Nacional de Colonización (INC), Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE), transferencia a los obreros de la administración de los frigoríficos particulares (EFCSA), Contralor de Importaciones y Exportaciones, ley azucarera. 

 Fue eminente su lucha indeclinable en favor de la industria nacional, su expansión internacional y su promoción de todas las formas de trabajo: su defensa de los intereses nacionales en la lucha contra el contrabando en gran escala de ganado, granos, harina, etc,; su lucha por el empleo de abonos químicos y fertilizantes; rebaja de los costos de producción de los trabajadores del campo, tanto para la agricultura como para la ganadería.

 Esta lucha fue resonante, por la forma en que fue cumplida en los cortos períodos de tiempo en que contó con el poder directo de administrar y de gobernar. Pero constituyó asimismo el impulso de toda su obra de periodista, de legislador y de propagandista oral de sus propias ideas.

 Debe señalarse, dentro de su obra de gobernante, el impulso que imprimió a la organización del Partido y a la unidad, desde su punto de vista de considerar al Partido como una palanca democrática de realización del poder.

 Su labor no fue cumplida desde el despacho de la Casa de Gobierno ni desde la mesa de redacción o el escaño parlamentario, solamente. Recorrió puntualmente todo el país, subió resueltamente a todas las tribunas, visitó todas las zonas de Montevideo, enfrentó decididamente todos los auditorios y talló, mano a mano, con todos los sectores del capital, de la producción y, sobre, todo, del trabajo. 

EL ORADOR

 Fue fundamental su vocación oratoria para el desarrollo de sus ideas y de su acción.

 Se hizo cargo de todas las responsabilidades y ennobleció todas las causas que emprendiera. Presidente de la República, salía a “la calle”, como él decía, a la plaza pública, para defender sus ideas y para contestar a sus detractores.

 Sus discursos no son cuidadosas piezas oratorias. Pero están provistas de un formidable poder de persuasión y traducen un imparable espíritu de lucha que mantuvo, enhiesto e intacto, hasta el último instante en que vivió. 

 Raras veces preparaba sus discursos, aunque siempre preparaba, cuidadosamente, su información. No engañaba jamás al auditorio: siempre “decía cosas”. Pero solía preparar algunos discursos y, por lo menos, se conoce el plan de dos de ellos: el de la Asamblea General del 30 de marzo de 1933, escrito al dorso de la citación para la misma, y las 14 páginas prolijas del discurso de Punta del Este del 3 de mayo de 1958.

 Leía sus discursos o mensajes sólo por excepción y en ocasiones de singular importancia. Su modalidad personal y el ritmo irrefrenable de su acción le obligaban, constantemente, a improvisar sobre los temas más vastos y más distintos. 

SUS VIAJES

 Raras veces salió del país. Nunca se cansó de recorrerlo.

 Conoció el exilio y el destierro, a la manera del pez fuera del agua.

 En 1944 vistió Santiago de Chile, presidiendo la delegación de parlamentarios uruguayos que asistieron a la celebración del “Día de las Américas”. Pronunció entonces un discurso famoso, que recoge nuestra selección. 

 En 1948 concurrió al Brasil, siendo Presidente de la República, invitado especialmente por el Presidente General Don Eurico Gaspar Dutra. 

 En 1951 concurrió a la Asamblea General de las Naciones Unidas que se celebró en París, presidiendo la delegación de nuestro país. Finalizada aquélla, recorrió con su esposa distintos países europeos y regresó al país el 23 de abril de 1955.

 Invitado por el gobierno del General Dwight Eisenhower, visitó Estados Unidos en diciembre de 1955.

 Excepción hecha de parte de su viaje a Europa, todas estas salidas del país fueron hechas en cumplimiento de sus obligaciones de hombre público y de gobernante. En momento alguno recurrió a la paz y al sosiego, fuera de su círculo familiar y el de sus amigos. 

SU MUERTE

 El señor Batlle Berres se caracterizó por una pujanza juvenil que mantuvo en todos los períodos de su vida tan intensa

 Padeció, ello no obstante, serios contrastes en su salud. A los 19 meses tuvo meningitis. 

 A los 20 años estuvo enfermo del pulmón; pero pudo recuperarse. 

 En 1945 fue sometido a una delicada operación quirúrgica. 

 El 14 de diciembre de 1955, hallándose en la misión que se propuso cumplir en Estados Unidos, padeció dos desvanecimientos sucesivos y, a consecuencia de una úlcera al duodeno, interrumpe sus actividades y se interna en el Wesley Memorial Hospital. De regreso, durante una breve estadía en Miami, sufre de un ataque del riñón; sin embargo regresa al país, recuperado ya, el 29 de diciembre. 

 El 24 de abril de 1959 sufre un infarto, que se repite el 19 de abril de 1960. Ello le obliga a una larga interrupción de sus tareas. Luego prosigue trabajando intensamente, incluso en la dura e inclemente campaña electoral de 1962-

 Se pierde la elección nacional por escaso margen de votos; pero se reconquista el gobierno del departamento clave de Montevideo. Se reincorpora a su banca del Senado, prosigue atendiendo su radio y su diario, reinicia sus recorridas por todo el país, atiende las consultas de las nutridas delegaciones políticas y gremiales. 

 El 14 de julio de 1964 cumplidas sus tareas habituales en la redacción y en la administración de “Acción”, se traslada a la Escuela de Enología de “El Colorado” (departamento de Canelones). Regresa por la tarde. Concurre, como lo hace habitualmente a Radio “Ariel”. Trabaja hasta la noche, Vuelve a su casa de Camino de las Tropas con su esposa y conduciendo personalmente su automóvil. Son las 11 de la noche. En la madrugada, sufre un nuevo infarto, del que ya no se puede recuperar. 

 Así vivió y murió Luis Batlle Berres, hombre de pensamiento y hombre de acción, que no conoció el descanso y cuyo lema fue siempre descansar trabajando. 

* Extraído de:Publicación dispuesta por la comisión política de la lista 15 (Partido Colorado Batllismo) Luis Batlle. Pensamiento y acción (Ideario y artículos) Dos tomos. Editorial alfa. Montevideo. 1966. Páginas 9 a 15 del Tomo II

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