Mi 2023 cultural
Resumen de mis actividades culturales del año 2023


Fines de enero de 2023, Montevideo se encontraba tan vacía como cualquier otra capital en verano. Nunca suelo tomar licencia, así que para el día 28 del año, logré persuadir a dos compañeros de trabajo para ir al mítico, vacío y hermosamente decadente Cine Universitario. La película en cuestión fue «Network» de 1976. Aparte de lo extensa que resultó, lo que más recuerdo es la escasa eficacia del aire acondicionado de la sala; terminamos en el Brecha.

Todo continuó tranquilo hasta mediados de febrero, cuando revisando el newsletter de Socio Espectacular (del cual soy socio), me encuentro con «Una noche en el tablado de Esmoris» en el Auditorio Nelly Goitiño. Estuvo excelente y luego, junto a los compañeros, terminamos en el bar frente al Brecha que tiene un atractivo cartel de neón.
El 19 de marzo, en el Acá Estamos, fui a ver a Daniela Mercury y un rato de Lali porque nos sorprendió la lluvia. Fui uno de los pocos que pagó la entrada. También tuve mis primeras experiencias con el ballet y asistí a «La Tregua» el 24, que recuerdo como muy buena, aunque planeaba leer el texto, cosa que aún no he hecho.
Abril fue el mes en que agarré velocidad disfrutando de las actividades al aire libre de Montevideo. El 4 fui a las Criollas, al día siguiente conocí el Parque de la Amistad, y el 9, domingo, entré al club de golf y me tiré en la gramilla de élite.
Mayo comenzó con una actividad al aire libre de carácter deportivo.

Conocí el Parque Viera y presencié un partido de Wanderers contra no recuerdo bien quién. Fue una experiencia interesante de fútbol en cancha chica pero coqueta. También fui al Teatro Solís a ver «Madama Butterfly», donde descubrí lo incómodos que pueden ser algunos asientos del teatro y que la ópera no es mi forma de arte predilecta. Me tenté de entrada con la «exhala olores».

Junio lo inicié probando un shawarma en el lugar que se autodenomina como el mejor en el rubro, lo cual es cierto.
Lo repetí varias veces a lo largo del año, pero no me alcanzó para completar la tarjeta de fidelidad. Quizás por eso, el 23 fui a arrojar una nota a una pila de leña encendida en la Plaza Varela; ya no recuerdo ni lo que decía, solo San Juan lo sabe.


En julio asistí a una obra en la que terminan suicidándose y mejoré mucho en la selección de asientos del Teatro Solís. Lo bueno es que después de «Edipo Rey», otra ópera, terminé en el Tazende, como dicta la ley.
Julio fue el mes de la fusión en las salas de cine, Barbie por un lado y Oppenheimer por el otro. Vi ambas, me puse algo rosado. Me gustó más la primera y me sorprendió lo bien que le iba con las mujeres al protagonista de la segunda.
En setiembre, fue el mes de mi montaña, de la aventura. Me fui a Jujuy y Salta, tienen la primera parte por aquí de la odisea y en algún momento completaré el diario de viaje.
El Carnaval me es en gran parte ajeno, pero si me invitan voy, como algo colateral al trabajo, me auto propuse trabajar los días 30 de setiembre y 1 de octubre en las Llamadas de Admisión del Prado. Fue una bonita experiencia.
El 7 de octubre entré al nuevo teatro de verano y fui a sentir un concierto de Buitres, una actividad de la que estoy muy contento de haber asistido ya que le gané a todos los esfuerzos previos que hice para no ir.
Las cosas experimentales o lejos de la razón, por lo general, no las entiendo. Pero allí fui a ver en el teatro El Tinglado «La Historia de un crimen», que resultó interesante. Me gustó conocer una sala de teatro nueva y, adivinen dónde terminé después de eso… En la esquina de los bares.


Noviembre me agarró con una racha en solitario. No es fácil ir siempre acompañado a actividades culturales y por lo general, me cuesta ir solo. Pero si seguía así, me iba a perder de muchas cosas que me gustaría ver, como MACONDO. Así que fui al Teatro El Galpón a ver, «La ópera de los dos centavos», muy buena a pesar de mi nerviosismo porque era un poco interactiva.

Siguiendo con la racha, la solitaria, volví al Centenario después de mucho tiempo para ver a Uruguay y Bolivia, y a Peñarol vs Liverpool. Aquí voy a dejar constancia de mi gran problema con las actividades culturales multitudinarias. Me genera ansiedad mucha gente en poco espacio y me complico mucho en cómo acceder a esos eventos, pero superado esos momentos lo disfruto.

Las actividades culturales terminaron cerca de Navidad, y en el cine Alfa y Beta con el gran emperador.
Esperemos que el 2024 me permita asistir a más actividades y disfrutarlas aún más.
Por suerte existe google que todo lo registra y me permitió hacer esto, algo bueno tiene que haber.