Danilo Astori se había ido.

¿Qué significó para mí?

Seguramente lo mismo que para muchos: encontrar en él a una personalidad que encarnaba el ideal del ser humano entregado completamente a la actividad política. Es decir, alguien comprometido en resolver los problemas de todos, especialmente los de los más perjudicados.

A la convicción respaldada por la inteligencia

A la capacidad de comprender y tolerar que lo que uno desea solo se puede forjar en el colectivo y que solo eso le confiere durabilidad.

El poder de cambiar el rumbo y suavizar lo que se entiende malo para el país.

Permanecer firme en la adversidad y arriesgarse por lo que uno cree que es lo correcto, ser parte de la estirpe de aquellos que no se agotan.

¿Quiénes serán aquellos que continúen esa esencia dentro del Frente Amplio?

¿Quién representará a quienes esperamos con ansias, ese espíritu transformado en nombre y apellido?

¿Quiénes mantendrán este proyecto colectivo vigente y con voz en el presente? Transmitiendo a las nuevas generaciones, uno de las formas de ser frenteamplista. 

Deseo, sea mayoritariamente femenino.