Sobre el modelo de desarrollo implementado en uruguay en los últimos lustros
El hecho fundamental ocurrido en el mundo que obligó a un nuevo modelo de desarrollo en Uruguay fue y es la llamada “globalización”i, que generó varios cambios de puntos de vista con respecto a la construcción del desarrollo y dio lugar al surgimiento de un nuevo problema, el de: ¿Qué hacer con la globalización?

El hecho fundamental ocurrido en el mundo que obligó a un nuevo modelo de desarrollo en Uruguay fue y es la llamada “globalización”i, que generó varios cambios de puntos de vista con respecto a la construcción del desarrollo y dio lugar al surgimiento de un nuevo problema, el de: ¿Qué hacer con la globalización?
Como lo expresa Stiglitz en su libro titulado “El malestar en la globalización”: “La globalización ha reducido la sensación de aislamiento experimentada en buena parte del mundo en desarrollo y ha brindado a muchas personas de esas naciones acceso a un conocimiento que hace un siglo ni siquiera estaba al alcance de los más ricos del planeta (…)” más adelante el autor muestra un aspecto que se contrapone a la fortaleza: “…la globalización no ha conseguido reducir la pobreza, pero tampoco garantizar la estabilidad. Las crisis en Asia y América Latina han amenazado las economías y la estabilidad de todos los países en desarrollo.”ii
Esta nueva configuración mundial también ha generado un estado de riesgo e incertidumbre tal, que caracteriza a esta etapa de “modernidad avanzada” en la que vivimos y esto se debe a la velocidad de los cambios que se dan en todas las áreas sin precedentes.iii
A continuación expondré los rasgos más sobresalientes de la evolución del modelo de desarrollo uruguayo:
A principios de los 60, el modelo de desarrollo Batllista llegó a su fin, empezaba un nuevo paradigma y era el del crecimiento hacia “afuera”, el del Uruguay insertado en el mundo. Este paradigma se puso en práctica en el peor corte democrático del Uruguay en su historia, finalizada la dictadura, la mayoría de los autores remarcan un continuismo en el área económica del ya fracasado modelo. Es decir, se llegó a un punto de aceptación de la crisis del desarrollo y se adoptaron medidas continuistas de corte “liberal” económicamente hablando. Siguiendo a Olesker en este punto: “…apertura financiera y la plena libertad de movimientos de capitales en el sistema, así como la libre fijación de tasas de interés; por otro, la liberalización en materia de precios y fijaciones administrativas; en tercer lugar la orientación explícita de los apoyos al crecimiento en función de su perfil exportador”.iv A su vez, hay que agregar la supresión de los consejos de salarios, plebiscito del 92 sobre la privatización de las empresas públicas, reducción del aparato estatal, por ejemplo: imposibilidad de contratar nuevos funcionarios públicos; y por último, la reforma educativa.
Cabe explicar que en el período dictatorial fue implementando un nuevo sistema que buscó la reinserción internacional del país mediante la jerarquización de las actividades financieras especulativas, optándose por la dolarización de la economía uruguaya. Este modelo denominado por Olesker “concentrador y excluyente” se dejó de implementar en su estado más puro con la restauración democrática, sin embargo, algunos aspectos del mismo fueron mantenidos por los nuevos gobiernos democráticos.
En los 90, por el contrario, el Uruguay alcanzó altos niveles de desarrollo humano (PNUD) con amplios logros en educación y salud (mortalidad infantil, esperanza de vida) siempre teniendo en cuenta que el Uruguay contara históricamente con buenos indicadores en casi todos los ámbitos de desarrollo humano, debido gran parte a las políticas tomadas en el principio de siglo XX.
Continuando con las características de este modelo, en el área laboral ocurrieron profundos cambios. Si bien se lograron trabajos más calificados con mayores remuneraciones, los trabajos que no se encontraban en esa categoría, tuvieron un deterioro salarial provocando una brecha importante en la distribución de los ingresos.
Interesa destacar que el Uruguay de la época postdictadura logró un crecimiento en el ámbito económico y en el mantenimiento de los altos niveles de desarrollo humano tal como se venían dando, con la excepción de que los niveles se mantuvieron o mejoraron no de manera muy significativa.
En conclusión, se comienza a deteriorar la característica homogeneidad del Uruguay Batllista, ya que empiezan a existir dos patrones opuestos dentro de la sociedad, es decir, personas con altos ingresos debido a su inserción en el mundo globalizado que cuentan con buen nivel educativo y por consiguiente, mejor acceso a trabajos de calidad y bien remunerados. La otra cara de esta realidad se constituye por personas con bajos ingresos ya que no permanecieron ni avanzaron en el sector educativo, por lo cual tampoco accedieron al mundo laboral calificado y con salarios significativos.
En última instancia, lo que diferencia a los distintos puntos de vista es la manera en cómo administrar la generación de recursos de este sistema, ya que por sí mismo no genera equidad sino solamente crecimiento. También hace viable la formulación del cuestionamiento que plantea Real de Azúa: ¿”Desde dónde” depende y “hasta dónde” todo puede ser mejorado y promovido por el abnegado esfuerzo de nosotros mismos?v ya que la nueva configuración mundial permite y al mismo tiempo limita el grado de acción de los estados.
Las perspectivas de análisis son: una que se centra en el estudio de la economía y el mercado laboral en la cual se parte de la base en que nos encontramos subordinados por las potencias centrales que son las que lideran el proceso de desarrollo capitalista, llevando a nuestro país a funcionar en consecuencia, desregulando nuestra economía en pos del mantenimiento del sistema que genera beneficios a las sociedades centrales.
Otra se basa en la sociedad del riesgo e incertidumbre, en donde la dinámica de lucha de clases es sustituida por la distribución de los riesgos, observándose una dualidad en la aceptación de transformaciones y en la forma de implementarlas.
Y por último, los que consideran al conocimiento como factor clave en la diferenciación para el desarrollo, en la cual ven al trabajo basado en la mente y no en la manualidad, dado que lo que vale es el saber.
Federico Lagrotta
2009
i Es mencionada por Daniel OLESKER, en: “Crecimiento y Exclusión”.
ii Joseph E. STIGLITZ, Capítulo I, “La promesa de las instituciones globales”.
iii Es mencionada por Francisco PUCCI, en “Sociedades de riesgo y mundo del trabajo contemporáneo”
iv Daniel OLESKER, “Crecimiento y exclusión”.
v Carlos REAL DE AZÚA. Los males latinoamericanos y su clave: Etapas de una reflexión. Pp 42.
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