La obra educacional de José Batlle y Ordónez por Antonio Grompone
Este texto se encuentra en el libro BATLLE, SU VIDA, SU OBRA, editado por ACCION, S.A. En capitulo IX se encuentra la obra seleccionada, de Grompone quien fuera Abogado. Profesor de Filosofía del Derecho en la Facultad de Derecho – Director del Instituto de Profesores “Artigas”.

Este texto se encuentra en el libro BATLLE, SU VIDA, SU OBRA, editado por ACCION, S.A. En capitulo IX se encuentra la obra seleccionada, de Grompone quien fuera Abogado. Profesor de Filosofía del Derecho en la Facultad de Derecho – Director del Instituto de Profesores “Artigas”.
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Dos ideas deben orientar toda apreciación de Batlle, muy especialmente cuando se trata de considerar su acción en la obra educacional realizada durante su gobierno o bajo su influencia. Esas dos ideas tienen relación con el pensamiento de Batlle y con su gestión como gobernante.
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En la primera presidencia de Batlle, ante un nuevo pedido de la Universidad, se afectan terrenos para la edificación y se construyen los actuales edificios universitarios. Una obra de esa envergadura no se había realizado ni volvió a realizarse en el país.
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Aunque le interesaban los problemas especulativos, fue un gobernante a partir del momento en que ocupó la presidencia de la República y desarrolló extraordinarias condiciones como tal, en la preocupación por la eficacia de la acción estatal y en la elección de hombres para realizar la función pública.
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Iniciativas como la creación de los Liceos departamentales surgen de la Universidad, se aceptan con un determinado Ministro en la primera Presidencia; permanecen sin realizar durante varios años y con otro Ministro y en su segunda Presidencia, se le da ejecución por vía Legislativa, originando la más profunda revolución de nuestra enseñanza media. Saber elegir a los hombres y saber aceptar las ideas ajenas sin temor, porque eran firmes las propias y porque se armonizaban con la modalidad de su pensamiento, y continuar con ellos hasta que se realizaran es el segundo rasgo dominante.
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Se destaca así una condición profunda en el arte de gobernar que consiste en no buscar, ni desear, ni juzgar las iniciativas por la originalidad, porque las transformaciones más radicales surgen a menudo de las ideas más simples, especialmente en materia educacional, en donde Batlle ha marcado claramente la culminación de una pedagogía de estado.
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El decreto de 22 de noviembre de 1906 disponía la creación en campaña de escuelas de estudios secundarios que se denominarán Liceos y que tendrían por objeto provocar la observación y disciplinar a criterio por medio de una enseñanza general que prepare para el cumplimiento de los deberes de la vida y favorezca el desarrollo y aplicación de las aptitudes individuales, en las diversas manifestaciones de la actividad económica. Para ello se establecía el ingreso a los doce años siempre que se hubiera terminado el tercer año de las escuelas primarias rurales o el quinto de las urbanas, con estudios que duraran cuatro años y en los cuales a las asignaturas del bachillerato se agregaban nociones de Economía política, Industrias y Cálculo Mercantil.
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Como en el caso de los institutos y en el caso de los liceos, el proyecto originario tiene éxito variable y el fracaso de algunos técnicos extranjeros se presenta junto al buen resultado de otros. No existió lo que en estos tiempos se ha dado en llamar planes a término, quinquenales o de otra duración, pero sí una orientación definida de gobernante de estar con su tiempo, a tono con el progreso científico, afirmando la necesidad de las actividades técnicas impulsadas por el Estado, dando las bases de una organización de la enseñanza o investigación superior.
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Lo mas importante no se encuentra en lo que aparece realizado y expuesto en decretos, leyes o en instituciones creadas sino en la atención que se prestó al progreso intelectual y científico del país en el sentido de lo educacional, en la seria preocupación que no aparecía sólo en la esfera oficial porque se encontraba estimulada en el medio, surgiendo protegida por el interés oficial. Ese efecto de la acción gubernamental que no aspira a ser la única rectora de la conciencia y la actividad nacional, pero que se constituye en elemento de incitación, de iniciativa y de pensamiento colectivo, es lo que constituye lo típico del gobierno de Batlle.”
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