Democracia 2.0
“¿No es cierto que se hace poca justicia a la capacidad autónoma y participativa de los hombres en la cosa pública, cuando se la reduce a depositar un voto el día señalado para las elecciones?” Cortina.

“¿No es cierto que se hace poca justicia a la capacidad autónoma y participativa de los hombres en la cosa pública, cuando se la reduce a depositar un voto el día señalado para las elecciones?”
Cortina.
Necesitamos una nueva concepción de la actividad política, dado que el mundo se ha vuelto complejo como nunca antes. La actividad política está fallando a la hora de dar soluciones a los problemas; no ha evolucionado con la misma rapidez que las restantes actividades de la humanidad. Los políticos actuales con su forma de llevar adelante la actividad están destruyendo a la misma política; no están dándose cuenta que se separaron del resto de la sociedad y que no están logrando traducir la problemática social. Parece que desde la política cada vez es más difícil entender la realidad, y ni que hablar, de modificarla.
Para poder ver la sociedad, nos tenemos que incluir en ella; el ciudadano tiene que ser capaz de influir en los asuntos públicos. Para eso está el político. Ese vínculo no puede fallar porque sino la gente buscará otra forma de expresar su interpretación de la realidad, que capaz no es tan deseable como la política.
El político tiene que volver a ser un verdadero representante. Como dice la filósofa Arendt: “La política se basa sobre un hecho: la pluralidad humana”. Se tiene que reformular la forma de hacer política en función de los tiempos actuales. El desafío de las nuevas generaciones de políticos es poder volver a rescatar el viejo espíritu que otrora funcionó. La política tiene que nuevamente lograr transformarse en el espacio público por excelencia.
Ese es el desafío. El sistema político y la ciudadanía en conjunto tienen que encontrar la manera de actualizar la relación que tantos beneficios le da al país en su totalidad. Hay que encontrar una nueva forma de hacer política. Hay que transmitir que se puede participar en esta actividad, en una política diferente: más horizontal que vertical, capaz de llevar soluciones a la persona más humilde y en donde sea más fácil desarrollar una idea y hacerla realidad.
Lo más importante hoy para alguien que realmente siente la actividad política, no es ser diputado o senador, sino es lograr ser un verdadero representante, porque sino la democracia y la actividad que él dice querer se limitará a tres meses de publicidad, un sobre y una urna.
Para ello creo yo que se tiene que volver a la discusión por ideas. Las agrupaciones tienen que existir de la misma manera los cinco años y tienen que ser orgánicas para que se le den a los integrantes las mayores garantías de que su propuesta, trabajo o dinero, son en pos de algo superior a los individuos que la componen, y que esa persona pueda influir de la misma manera en que influyen el resto de los individuos en las decisiones que se toman.
Esperemos que el Uruguay logre una nueva forma de hacer política, más inclusiva que la actual.
#FedericoLagrotta